Compartimos las reflexiones de algunes compañeres en el marco de un nuevo Día de la Patria.
Por Valentín Baccelli
Por Lucas González
Por Lorenzo Mainardi
Por Sofía Gorini
Nací heredera de la patria liberada
Del sol del veinticinco asomando en cada rostro
compañere, como símbolo
de una argentina que se sueña hermanada.
La luz de la resistencia
que reflejó los cielos del aquel mayo
se refleja en el rostro de la juventud y el grito
que desafía el descarte y la voracidad.
Viva la Patria
la del bicentenario y las fiestas en la plaza
la de la comida caliente y comunitaria, que para el barrio.
El barrio en plural, colectivo.
Viva la Patria,
la del estado que no angustia ni abandona
la de la del aniversario de proponernos un sueño
la del hormigueo en la sangre cuando se encuentra la voz
Por Valentín Baccelli
La pandemia nos deja en claro que hay gente trabajando en pos de un interés colectivo y de nuestra salud, pero también que hay los que cuestionan la cuarentena invocando libertades individuales, hablando de comunismo, apelando a motivos personales y emocionales. Este segundo grupo siempre son los mismos; miembros de los grupos privilegiados, o bien voceros de ellos, que históricamente se han beneficiado de los momentos de crisis, que se aprovechan de una situación que nos excede a todos para sacar rédito político. A ellos respondemos con lazos y cuidados colectivos.
Cuidarnos en tener responsabilidad ciudadana, es cuidar al otro. A todes nos cuesta porque nos excede, pero nos tenemos. Estos meses aprendimos que el distanciamiento social no es tan social sino físico porque aún así seguimos tejiendo, construyendo, pensando y encontrándonos. Si hay algo que deja en claro esta crisis es la importancia del cuidado. Cuidado es salud, cuidado es tener un plato de comida caliente y un techo, cuidado es que el Estado esté. Cuidado es que, a pesar del aislamiento, no estemos soles, que nos tengamos.
Invoco el patriotismo de la fecha para recordar que somos, sino el primero, uno de los países que mejor está gestionando esta crisis sanitaria mundial. Y eso lo hicimos cuidándonos. Les argentines nos cuidamos usando barbijo y quedándonos en casa; nos cuidamos teniendo Ministerio de Salud y Ministerio de Ciencia y Tecnología; nos cuidamos ayudando a quienes peor la están pasando; nos cuidamos siendo responsables y solidaries. Pero la pandemia también nos hace ver patente las desigualdades estructurales que nos atraviesan y constituyen como argentines.
Desigualdades que están arraigadas hace tiempo y que nos duelen, desigualdades que son nuestras, por las que militamos, porque como argentines somos también responsables del destino de nuestra Patria. Nuestra apuesta es a tejer lazos y reconstruir aquellos que han quebrado. Nuestra apuesta es hacer visibles a les invisibles, nuestra apuesta es que el hacer Patria sea incluir a otres.
El Presidente Alberto Fernández, en una de las conferencias de prensa que se brinda a la ciudadanía sobre el estado de la Pandemia y el Aislamiento bien dijo: ‘’Esta es una epopeya del pueblo argentino, tenemos que estar orgullosos’’. Invocando al patriotismo como se dijo anteriormente, es hoy menester; recordar que hace 210 años una de las grandes epopeyas de la Historia Argentina tuvo lugar en aquel Virreinato del Río de la Plata, allá por 1810: El orden legitimado por muchísimos años, de dominación y dependencia, estaba transitando uno de sus primeros quiebres; una crisis interpelaba a aquel potencial Pueblo Argentino.
No es menor que 210 años después, nos encontremos con otra crisis totalmente diferente, que sin embargo no deja de poner en jaque a un sistema económico y político que va mucho más allá del contexto nacional. Pensarnos y encontrarnos es el eje que hoy nos debe convocar para poder aprender de las experiencias de nuestro legado histórico. Dos siglos después, es sumamente importante, en esta paradigmática coyuntura que atravesamos, interrogarnos acerca de este pasado, qué lazos se comenzaron a tejer a partir de ese momento; qué actores hubo en el proceso; qué reivindicaciones y reclamos se vociferaban en las afueras de aquel escenario o qué implicancias tuvo para el orden institucional vigente.
Una vez iniciado aquel proceso revolucionario del 25 de Mayo de 1810, el caos político resquebrajó cada vínculo de lealtad preexistente y cada uno de los significados habituales que habían formado parte del antiguo mundo político, los lazos de ciudadanía comenzaron a fortalecerse a partir de la idea de proyectar una nueva Patria que incluya y cuide a cada une de les argentines, a partir de ello comenzamos a pensar la soberanía en cada une de les otres que integraban esa Patria, cada une de les actores debieron ser responsables y solidaries. Asimismo, esa crisis también visibilizó las desigualdades que caracterizaban a la época y que constituían aquella sociedad, enraizadas desde mucho tiempo, por las que cada actor tomó su bandera para ser dirigente de su destino y conductor de la Patria. Aquel caos fue la antesala para reconocer los reclamos que tanto tiempo esperaron, para comulgar a todes les argentines en un país más justo y solidario que puso en jaque todo lo que se conocía. ¿Será realmente este momento que estamos viviendo una nueva epopeya del Pueblo Argentino?
Por Lorenzo Mainardi
Es sin duda un punto de inflexión y es así que es importante acudir la historia para saber cuales son las diferencias estructurales en la que está sumida nuestra sociedad; saber de donde, como, venimos para saber a donde, como, vamos.
La gesta de Mayo del 1810 sentó las bases, estableció los principios y marcó un camino para la organización de un sistema de gobierno sustentado en la soberanía del pueblo.
El pueblo argentino ha superado las adversidades y a pesar de que falta todavía mucha lucha en pos de la expansión de derechos, ha logrado sentar sus bases sobre un sistema representativo, republicano y federal. Tal como soñaron hombres como Belgrano y San Martin.
Siento orgullo al decir que soy argentino y estoy contento de la solidaridad del pueblo para con el pueblo. Ese gran tejido social, que sostiene las instituciones por más que estén sometidos a la desiguldad, son el reflejo de la esperanza de la sociedad.
Un camino que está marcado pero que hay que caminar. Sabemos como: democráticamente, respetando las instituciones; para: terminar con la desigualdad; cuando: ahora. No por ser oportunista, o si.
Pero no pienso aceptar que nunca que haya niñes, mujeres y hombres que no coman, o que coman poco... y mal. O que a la vuelta de la esquina están sometiendo a alguien. No lo pienso aceptar porque así me lo enseñaron Belgrano, San Martín, Mariano Moreno, Perón, Evita, Nestor, Cristina y la Constitución Nacional.
Profundas desigualdades estructurales hoy no es que salieron a relucirse y que veamos lo que son, lo estudiemos, lo analicemos o tratemos de comprenderlo.
Salieron a reclamar una solución efectiva. Evita una vez dijo: "Donde hay una necesidad nace un derecho". Realidad efectiva, eso necesitan los que más necesitan.
Sabemos que es imprescidible la organización para la realización. Y es imprescindible también la discusión política.
Sin dudas este nuevo tipo de solidaridad a la distancia respetando el aislamiento social es un cambio de paradigma en cuanto los móviles de la lucha y los espacios de debate.
Podemos, ya a esta altura, sin que nos tilden de pesimistas, decir que quizás pasen muchos años hasta que se encuentre una vacuna o algo por el estilo.
Estaríamos hablando de una nueva normalidad. Porque la excepción justamente nace de un contraste en su comienzo y en su final.
Y me parece importante mediante los medios que dispongamos que se discuta esta cuestión: ¿Cuál va a ser la nueva normalidad y que rol, como juventud, vamos a asumir?
La única certeza que tenemos es la historia, es aquel 25 de Mayo.
El resto, es una responsabilidad histórica, que tenemos con y para toda la humanidad, de luchar por una sociedad más justa.
Nací heredera de la patria liberada
Del sol del veinticinco asomando en cada rostro
compañere, como símbolo
de una argentina que se sueña hermanada.
La luz de la resistencia
que reflejó los cielos del aquel mayo
se refleja en el rostro de la juventud y el grito
que desafía el descarte y la voracidad.
Viva la Patria
la del bicentenario y las fiestas en la plaza
la de la comida caliente y comunitaria, que para el barrio.
El barrio en plural, colectivo.
Viva la Patria,
la del estado que no angustia ni abandona
la de la del aniversario de proponernos un sueño
la del hormigueo en la sangre cuando se encuentra la voz